Ricitos de oro

Autor: Anónimo (cuento popular)
Edad: A partir de 3 años
Valores: Respeto, responsabilidad, prudencia y empatía
Cuento corto de Ricitos de Oro
Había una vez una niña llamada Ricitos de Oro, porque su cabello era dorado y rizado como el sol. Ricitos de Oro era muy curiosa y le gustaba explorar los lugares más inesperados.
Un día, mientras paseaba por el bosque, vio una casita muy bonita escondida entre los árboles. La puerta estaba entreabierta. Ricitos de Oro se acercó, tocó la puerta y, como nadie respondió, decidió entrar.
—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? —preguntó la niña.
Pero nadie contestó. Lo que Ricitos de Oro no sabía era que aquella casita pertenecía a tres osos: Papá Oso, Mamá Osa y el pequeño Osito. Los tres habían salido a pasear mientras su sopa se enfriaba.
Al entrar en la casita, Ricitos de Oro vio una mesa con tres tazones de sopa. Uno era grande, otro mediano y el tercero pequeño.
—¡Qué hambre tengo! —dijo Ricitos de Oro.
Primero probó la sopa del tazón grande.
—¡Uy, qué caliente está! —exclamó.
Luego probó la sopa del tazón mediano.
—¡Ay, está muy fría!
Por último, probó la sopa del tazón pequeño.
—¡Mmm, esta está perfecta! —dijo, sonriendo. Y se la comió toda.
Después de comer, Ricitos de Oro vio tres sillas junto a la chimenea. Una era grande, otra mediana y la tercera pequeña.
—Estoy cansada. Me sentaré un poco —dijo.
Primero, se sentó en la silla grande.
—¡Ay, qué dura es! —se quejó.
Luego, se sentó en la silla mediana.
—¡Oh, esta es demasiado blanda!
Por último, se sentó en la silla pequeña.
—¡Esta es perfecta! —dijo. Pero la silla era tan frágil que ¡crack!, se rompió en pedacitos.
—¡Oh, no! —dijo Ricitos de Oro, algo preocupada—. ¡Qué desastre!
Subió las escaleras y encontró una habitación con tres camas. Una era grande, otra mediana y la tercera pequeña.
—Estoy muy cansada. Dormiré un poquito —dijo bostezando.
Primero, probó la cama grande.
—¡Es demasiado dura!
Luego, probó la cama mediana.
—¡Ay, qué blanda!
Por último, se acostó en la cama pequeña.
—¡Esta es perfecta! —dijo Ricitos de Oro. Y enseguida se quedó dormida.
Mientras dormía, los tres osos regresaron a su casita. Al entrar, Papá Oso gruñó con su voz grave:
—¡Alguien ha probado mi sopa!
Mamá Osa miró su tazón y dijo:
—¡Alguien ha probado también la mía!
El pequeño Osito miró su tazón y exclamó:
—¡Alguien se ha comido toda mi sopa!
Después, se acercaron a las sillas.
—¡Alguien se ha sentado en mi silla! —dijo Papá Oso.
—¡Alguien también se ha sentado en la mía! —dijo Mamá Osa.
—¡Alguien ha roto mi sillita! —gritó el pequeño Osito con lágrimas en los ojos.
Los osos subieron las escaleras y entraron en la habitación.
—¡Alguien ha dormido en mi cama! —gruñó Papá Oso.
—¡Alguien también ha dormido en la mía! —dijo Mamá Osa.
El pequeño Osito se acercó a su cama y gritó:
—¡Alguien está durmiendo en mi cama!
Ricitos de Oro, al escuchar las voces, abrió los ojos de golpe. Vio a los tres osos mirándola con sorpresa.
—¡Ahhh! —gritó la niña, asustada.
Saltó de la cama, corrió escaleras abajo y salió de la casa tan rápido como pudo. Los tres osos la vieron correr por el bosque y se miraron entre sí.
—Vaya niña tan curiosa —dijo Mamá Osa.
—Espero que haya aprendido la lección —gruñó Papá Oso.
El pequeño Osito se sentó en su cama y sonrió.
—Al menos dejó la casa limpia —dijo divertido.
Ricitos de Oro corrió hasta llegar a su casa y prometió que nunca más entraría en casas ajenas sin permiso. Desde aquel día, aprendió a ser más cuidadosa y respetuosa con los demás.
Moraleja
Debemos respetar las pertenencias y el espacio de los demás. Actuar sin permiso puede traer consecuencias, y es importante aprender a ser prudentes y responsables.
Valores aprendidos en la historia de Ricitos de Oro
- Respeto: Ricitos de Oro aprende que no debe entrar ni usar cosas ajenas sin permiso.
- Responsabilidad: Sus acciones tienen consecuencias, y es importante pensar antes de actuar para evitar problemas.
- Prudencia: La historia enseña a no entrar en lugares desconocidos y a actuar con precaución en situaciones nuevas.
- Empatía: Al final, Ricitos de Oro se da cuenta de cómo sus acciones afectaron a los osos, mostrando la importancia de ponerse en el lugar de los demás.
Pregúntale a tu hijo y comprueba si ha entendido el cuento
- ¿Por qué Ricitos de Oro entró en la casa de los osos?
- ¿Qué hizo Ricitos de Oro con las cosas de los osos?
- ¿Cómo reaccionaron los osos al encontrarla en su casa?
- ¿Qué aprendió Ricitos de Oro después de su aventura?
- ¿Por qué es importante respetar las cosas de los demás?
Reflexión final sobre el cuento
El cuento de Ricitos de Oro nos enseña que debemos respetar las pertenencias y el espacio de los demás. Aunque la curiosidad puede llevarnos a nuevas experiencias, debemos ser responsables y prudentes en nuestras acciones. La historia también invita a los niños a pensar en cómo sus decisiones afectan a otras personas y a actuar con empatía.
Un poco de historia sobre el cuento
¿Quién escribió "Ricitos de Oro"?
El cuento tiene origen en relatos orales ingleses y fue publicado por primera vez en 1837 por el escritor Robert Southey.
¿Por qué es tan popular el cuento?
La historia es sencilla y atractiva para los niños, con personajes reconocibles (los osos) y una lección fácil de entender sobre el respeto y las buenas acciones.
¿Qué representan los tres osos?
Los osos simbolizan la familia y el orden. Sus pertenencias diferentes (grandes, medianas y pequeñas) enseñan que cada individuo tiene sus preferencias y espacios.
¿Cuál es la moraleja principal del cuento?
El cuento enseña que debemos respetar las propiedades ajenas y pensar en las consecuencias de nuestros actos.
¿Existen adaptaciones modernas del cuento?
Sí, "Ricitos de Oro" ha sido adaptado en libros ilustrados, dibujos animados y películas, manteniéndose como un clásico cuento infantil a lo largo de los años.