Los Tres Cerditos

Autor: Anónimo (cuento popular)
Edad: A partir de 3 años
Valores: Trabajo duro, responsabilidad, precaución y perseverancia
Cuentos corto de los Tres Ceditos
Había una vez tres cerditos que eran hermanos y vivían en el borde de un precioso bosque. Su madre, que ya estaba mayor, les dijo un día:
—Queridos míos, ha llegado el momento de que construyáis vuestras propias casas y aprendáis a vivir por vuestra cuenta. Recordad trabajar duro y construir algo resistente, porque en este bosque vive un lobo astuto que no dudará en intentar atraparos.
Los tres cerditos abrazaron a su madre, prometieron tener cuidado y partieron en busca de un lugar donde construir sus hogares. Cada uno tenía su propio plan y pronto se pusieron manos a la obra.
El cerdito más pequeño, alegre pero un poco perezoso, decidió construir su casa con paja.
—Es ligera, fácil de encontrar y no me llevará mucho tiempo —pensó.
En unas pocas horas, su casa estaba terminada.
—¡Qué rápido he acabado! Ahora podré descansar el resto del día —dijo, orgulloso de su obra.
El segundo cerdito, algo más trabajador pero también impaciente, optó por construir su casa con madera. Recolectó troncos y ramas fuertes del bosque y tardó un poco más que su hermano.
—Esto será suficiente para mantener al lobo fuera —se dijo mientras colocaba el último tronco. Aunque su casa no era muy sólida, estaba satisfecho.
El cerdito mayor, que era el más sensato y precavido, decidió construir su casa con ladrillos y cemento. Sabía que le llevaría mucho tiempo, pero también que sería la más segura. Mientras sus hermanos jugaban y descansaban, él trabajaba día y noche, mezclando el cemento y colocando los ladrillos uno por uno.
—¡Qué lento eres! —le dijo el cerdito pequeño.
—Sí, mientras tú sigues trabajando, nosotros ya estamos disfrutando de nuestras casas —añadió el cerdito mediano.
—Quizás tengáis razón —respondió el mayor con una sonrisa—, pero cuando el lobo venga, mi casa estará lista para protegerme.
Pasaron unos días tranquilos, pero una mañana el lobo apareció en el bosque. Olió a cerdito y se relamió los labios.
—¡Vaya, vaya, un festín delicioso me espera hoy! —pensó.
Siguió el rastro y llegó primero a la casa de paja del cerdito pequeño. Tocó a la puerta con sus grandes garras.
—¡Cerdito, cerdito! Déjame entrar.
El cerdito pequeño, aterrorizado, respondió desde dentro:
—¡No te dejaré entrar, lobo malo!
El lobo gruñó y gritó:
—¡Pues soplaré y soplaré, y tu casa derribaré!
El lobo tomó aire y sopló con todas sus fuerzas. La casa de paja no resistió ni un segundo: las paredes volaron por los aires, y el cerdito pequeño salió corriendo a toda velocidad hacia la casa de su hermano mediano.
—¡Ábreme, ábreme, el lobo me persigue! —gritó el cerdito pequeño, golpeando la puerta de la casa de madera.
El segundo cerdito le dejó entrar y cerró la puerta rápidamente. Los dos hermanos miraron por la ventana mientras el lobo se acercaba.
El lobo golpeó la puerta de madera.
—¡Cerditos, cerditos! ¡Dejadme entrar!
Los cerditos gritaron desde dentro:
—¡No te dejaremos entrar, lobo malo!
—¡Pues soplaré y soplaré, y vuestra casa derribaré! —rugió el lobo.
El lobo inhaló profundamente y sopló con todas sus fuerzas. La casa de madera crujió y tembló hasta que finalmente se derrumbó. Los dos cerditos huyeron corriendo hacia la casa de su hermano mayor, gritando:
—¡Ábrenos, ábrenos! El lobo ha destruido nuestras casas.
El cerdito mayor les abrió la puerta y los dejó entrar. Cerró la puerta de su sólida casa de ladrillos y los tres hermanos miraron por la ventana mientras el lobo llegaba, furioso por haber perdido a los dos primeros cerditos.
El lobo golpeó la puerta de ladrillos.
—¡Cerditos, cerditos! ¡Dejadme entrar!
El cerdito mayor respondió con calma:
—No te dejaremos entrar, lobo malo.
El lobo se enfureció.
—¡Pues soplaré y soplaré, y vuestra casa derribaré!
El lobo tomó aire y sopló con todas sus fuerzas. Sopló y sopló, pero la casa de ladrillos ni siquiera se movió. Enfurecido, intentó soplar aún más fuerte, pero todo fue inútil.
Frustrado, el lobo decidió probar algo diferente.
—Si no puedo entrar por la puerta, entraré por la chimenea —pensó.
Se subió al tejado y comenzó a descender por la chimenea. Pero el cerdito mayor, que era muy inteligente, había previsto esa posibilidad. Mientras el lobo trepaba, encendió un fuego en la chimenea y colocó una gran olla de agua hirviendo justo debajo.
Cuando el lobo bajó, cayó directamente en la olla caliente. Con un alarido de dolor, salió disparado por la chimenea y huyó hacia el bosque, jurando no volver jamás.
Los tres cerditos se abrazaron, aliviados y felices.
—Tenías razón, hermano mayor —dijeron los dos cerditos más jóvenes—. Construir una casa sólida fue lo mejor.
Desde aquel día, los tres cerditos vivieron juntos en la casa de ladrillos, seguros y felices. Habían aprendido una lección muy importante: el esfuerzo y el trabajo bien hecho siempre valen la pena.
Moraleja
El esfuerzo y el trabajo bien hecho siempre tienen recompensa, mientras que la pereza y la improvisación pueden traer problemas.
Valores aprendidos
- La importancia del esfuerzo y la dedicación
- Responsabilidad y previsión frente a los riesgos
- Compañerismo y ayuda mutua entre hermanos
- La perseverancia frente a las dificultades
Pregúntale a tu hijo y comprueba si ha entendido el cuento
- ¿Por qué el cerdito mayor construyó su casa de ladrillos?
- ¿Qué pasó con las casas de paja y madera cuando llegó el lobo?
- ¿Cómo se salvaron los tres cerditos del lobo?
- ¿Por qué crees que el lobo no pudo destruir la casa de ladrillos?
- ¿Qué lección aprendieron los dos cerditos más pequeños?
Reflexión final sobre el cuento
El cuento de Los tres cerditos enseña que el trabajo duro y la dedicación valen la pena. A veces, el camino más fácil o rápido no es el mejor, y hacer las cosas con cuidado y esfuerzo puede protegernos de problemas futuros. Además, resalta la importancia de ayudarse mutuamente en los momentos difíciles.
Un poco de historia sobre el cuento
¿De dónde proviene el cuento de "Los tres cerditos"?
El cuento es un relato tradicional que tiene sus orígenes en cuentos orales europeos. La versión más conocida se publicó en el siglo XIX.
¿Quién popularizó el cuento?
La versión más famosa fue recopilada y publicada por Joseph Jacobs en 1890, aunque ya existían versiones anteriores.
¿Por qué es tan popular este cuento?
El cuento transmite una lección sencilla y poderosa: la importancia del esfuerzo y el trabajo bien hecho. Su trama es fácil de entender y tiene personajes y situaciones atractivas para los niños.
¿Existe alguna adaptación moderna del cuento?
Sí, existen múltiples adaptaciones en libros, películas y dibujos animados, como la famosa versión de Disney de 1933.
¿Por qué el lobo es el villano del cuento?
El lobo, en muchos cuentos populares, representa el peligro, la astucia y las amenazas que debemos enfrentar con precaución e inteligencia.