Caperucita Roja

Autor: Adaptación Charles Perrault
Edad: A partir de 5 años
Valores: Precaución, valentía, solidaridad, familia, responsabilidad
Cuento corto de la Caperucita roja
Había una vez una niña llamada Caperucita Roja, conocida así porque siempre llevaba una capa roja con capucha que le había hecho su abuela. Era una niña alegre, curiosa y muy cariñosa con su familia. Vivía con su madre en una pequeña casa junto al bosque, y a menudo ayudaba con las tareas del hogar. Pero lo que más le gustaba era pasear entre los árboles, donde las flores y los pájaros parecían contarle secretos.
Una mañana, la madre de Caperucita preparó una cesta con pan recién horneado, queso y miel. Mientras ataba la cesta con cuidado, le dijo a su hija:
—Tu abuelita no se siente bien y vive sola al otro lado del bosque. Quiero que le lleves esta comida para que se recupere.
Caperucita Roja asintió, emocionada por la oportunidad de visitar a su abuela. Sin embargo, su madre la miró con seriedad antes de despedirla.
—Recuerda, cariño, no te detengas en el camino ni hables con extraños. El bosque puede parecer un lugar tranquilo, pero esconde peligros.
Con su capa roja ondeando al viento y la cesta colgando de su brazo, Caperucita partió alegremente. El bosque estaba lleno de vida: los rayos del sol atravesaban las copas de los árboles, los pájaros cantaban melodías, y las flores silvestres formaban pequeños mosaicos de colores.
Caperucita iba tarareando una canción cuando, de repente, un lobo apareció entre los matorrales. Era un animal enorme, con ojos brillantes que parecían leer todos los pensamientos de la niña.
—Buenos días, pequeña —dijo el lobo con voz grave y educada, inclinando la cabeza como si fuera un caballero.
Caperucita se detuvo y lo miró con curiosidad. No había visto nunca un lobo tan grande y tampoco uno que hablara.
—¿Adónde vas con tanta prisa? —preguntó el lobo, fingiendo amabilidad.
Caperucita, confiada, respondió sin dudar:
—Voy a casa de mi abuelita, que vive al otro lado del bosque.
El lobo abrió mucho los ojos, como si la noticia le interesara enormemente. Luego miró la cesta que llevaba Caperucita.
—¿Y qué llevas ahí? Huele delicioso.
—Pan, queso y miel —dijo la niña—. Mi abuelita está enferma, y mi mamá me pidió que se lo llevara.
El lobo sonrió mostrando sus afilados dientes. Sin embargo, Caperucita, encantada por su charla, no se dio cuenta del peligro.
—Tu abuelita estará encantada. Pero, ¿por qué no recoges unas flores para ella? Seguro que le alegrarán el día.
La idea le pareció maravillosa a Caperucita. Sin pensar en las advertencias de su madre, se desvió del sendero para buscar flores. El lobo, mientras tanto, corrió por un atajo, dispuesto a llegar antes a la casa de la abuelita.
La cabaña de la abuela estaba en un claro tranquilo, rodeada de pequeños arbustos y flores silvestres. El lobo llegó y golpeó la puerta con sus grandes garras.
—¿Quién es? —preguntó la abuela desde dentro, con una voz débil.
—Soy yo, Caperucita Roja —respondió el lobo, imitando la voz de la niña.
La abuela, confiada, le permitió entrar. Pero en cuanto vio al lobo, quiso escapar. No tuvo tiempo, pues el astuto animal la encerró en un armario y se puso rápidamente su gorro de dormir y sus gafas. Se metió en la cama, cubriéndose con las mantas, y esperó pacientemente.
No pasó mucho tiempo antes de que Caperucita llegara a la cabaña. Tocó suavemente la puerta con los nudillos.
—¿Quién es? —preguntó el lobo, esforzándose por sonar como la abuela.
—Soy yo, Caperucita Roja.
—Entra, querida, la puerta está abierta.
Caperucita abrió la puerta y entró. Todo parecía tranquilo, pero algo no estaba del todo bien. Se acercó a la cama con la cesta en las manos, observando a su abuela con curiosidad.
—Abuelita, te traje pan, queso, miel y algunas flores del bosque. Pero… —dijo mientras ladeaba la cabeza—, ¿por qué tienes unos ojos tan grandes?
—Son para verte mejor, querida —respondió el lobo, tratando de contener su emoción.
—¿Y por qué tienes unas orejas tan grandes?
—Son para escucharte mejor.
—¿Y por qué tienes unos dientes tan grandes?
El lobo no pudo contenerse más. Se levantó de un salto, rugiendo:
—¡Son para comerte mejor!
Caperucita dejó caer la cesta y corrió por la cabaña, gritando de miedo. El lobo, hambriento, iba tras ella, dispuesto a atraparla. Pero justo cuando parecía que no había salida, la puerta se abrió de golpe.
Un leñador, que había estado trabajando cerca, había escuchado los gritos. Al ver al lobo, levantó su hacha y lo espantó con un grito ensordecedor. El lobo, aterrorizado, huyó del lugar sin mirar atrás.
Caperucita abrazó al leñador, agradecida. Luego, juntos abrieron el armario donde estaba escondida la abuela. La pobre mujer salió temblando, pero ilesa.
—¡Gracias por salvarnos! —exclamaron la abuela y Caperucita al unísono.
La abuela se sentó en la cama mientras la niña le daba el pan y el queso, jurándose a sí misma que nunca volvería a hablar con desconocidos.
Moraleja del cuento de la Caperucita Roja
Nunca confíes ciegamente en extraños, incluso si parecen inofensivos, y mantente siempre alerta ante señales de peligro.
Valores aprendidos en la historia de la Caperucita roja
- Precaución: Enseña a ser cuidadosos y no confiar ciegamente en extraños, resaltando la importancia de la prudencia.
- Valentía: Caperucita enfrenta el peligro, y el leñador demuestra coraje al enfrentarse al lobo para proteger a los demás.
- Solidaridad: El leñador escucha los gritos de ayuda y acude rápidamente para salvar a Caperucita y a su abuela, mostrando el valor de ayudar al prójimo.
- Familia: Resalta la importancia del cariño entre Caperucita y su abuela, representado en el cuidado mutuo.
- Responsabilidad: Caperucita aprende una lección sobre el valor de seguir las indicaciones y actuar con precaución en situaciones potencialmente peligrosas.
Pregúntale a tu hijo y comprueba si ha entendido el cuento de la Caperucita roja
- ¿Por qué la mamá envió a Caperucita a llevar comida a la abuela?
- ¿Qué le dijo la mamá a Caperucita antes de marcharse?
- ¿Con quién se encontró Caperucita en el camino?
- ¿Qué hizo el lobo cuando llegó a la cabaña de la abuela?
- ¿Qué pasó cuando Caperucita entró en la casa de la abuela?
- ¿Quién escuchó los gritos de Caperucita?
Reflexión final sobre la historia de la Caperucita
- ¿Qué aprendió Caperucita después de lo que pasó?
- ¿Qué habría pasado si Caperucita no hubiera hablado con el lobo?
- ¿Por qué es importante seguir las indicaciones de los adultos, como hizo la mamá de Caperucita?
- ¿Qué podemos hacer para estar seguros si alguien nos parece sospechoso?
Un poco de historia sobre La Caperucita roja
¿Cuál es la historia de Caperucita Roja?
La historia de Caperucita Roja es un cuento clásico que narra las aventuras de una niña llamada Caperucita Roja, conocida por llevar siempre una capa con capucha roja.
El cuento cuenta cómo Caperucita, mientras visita a su abuelita enferma, se encuentra con un astuto lobo en el bosque.
El lobo se adelanta, engaña a la abuelita y toma su lugar en la cama para sorprender a la niña. Sin embargo, dependiendo de la versión, la valentía de un cazador o la astucia de Caperucita logran frustrar al lobo.
¿De dónde es Caperucita Roja?
El cuento tiene raíces en la tradición oral europea, especialmente en Francia e Italia.
La versión más conocida proviene de Charles Perrault, un autor francés del siglo XVII, quien escribió una versión con un mensaje moral.
Más tarde, los hermanos Grimm, de Alemania, adaptaron la historia añadiendo un final más feliz.
¿Quién es el autor del cuento de Caperucita Roja?
El autor más reconocido es Charles Perrault, quien incluyó Caperucita Roja en su colección de cuentos en 1697.
No obstante, la versión de los hermanos Grimm también es muy popular y forma parte de su recopilación publicada en el siglo XIX.
De Caperucita Roja y el lobo
El lobo es el antagonista principal en el cuento. Representa el peligro y la astucia, ya que intenta engañar tanto a Caperucita como a su abuelita para conseguir su objetivo.
La interacción entre Caperucita Roja y el lobo es el núcleo de la trama, mostrando una lección sobre la importancia de la prudencia y la desconfianza hacia desconocidos.
Este cuento sigue siendo un relato popular que combina misterio, moraleja y aventuras, ideal tanto para niños como para adultos interesados en las tradiciones literarias clásicas.