El principito

Autor: Antoine de Saint-Exupéry
Edad: De 8 años en adelante
Valores: Amor, amistad, responsabilidad y la importancia de ver más allá de las apariencias
Cuento corto de El Principito
Había una vez un pequeño príncipe que vivía solo en un planeta muy, muy pequeño. Tan pequeño era su planeta que solo tenía tres volcanes, algunos baobabs que él arrancaba con cuidado y una hermosa rosa.
El Principito quería mucho a su rosa porque era especial. La regaba todos los días, la cubría del viento con un vidrio y la cuidaba con mucho amor. Pero la rosa, a veces, era orgullosa y presumida.
—¡Soy la más hermosa de todas las flores! —decía ella.
El Principito la quería, pero no entendía sus palabras y decidió salir a explorar otros planetas.
—Quiero conocer el universo —dijo— y aprender cosas nuevas.
El pequeño príncipe visitó muchos planetas. En cada uno conoció a alguien distinto y aprendió algo especial.
En el primer planeta, vivía un rey.
—¡Yo soy el rey del universo! —dijo el rey con orgullo.
—¿Y a quién mandas si estás solo? —preguntó el Principito.
—A todos. ¡Soy muy importante! —respondió el rey.
El Principito pensó que era extraño ser rey sin tener a nadie a quien cuidar y siguió su camino.
En el segundo planeta, conoció a un vanidoso que solo quería que lo admiraran.
—¡Aplaude y dime lo maravilloso que soy! —gritaba el vanidoso.
El Principito sonrió y pensó: “Los adultos son muy raros”.
En el tercer planeta, había un hombre de negocios que contaba estrellas.
—¿Por qué cuentas estrellas? —preguntó el Principito.
—¡Porque son mías! —respondió el hombre—. Las cuento y soy rico.
—¿Y qué haces con ellas?
—Nada, solo las cuento.
El Principito suspiró. “Este hombre no disfruta las estrellas. Solo quiere poseerlas”.
En el cuarto planeta, vivía un farolero que encendía y apagaba su farol cada minuto.
—¿Por qué enciendes y apagas el farol todo el tiempo? —preguntó el Principito.
—¡Es mi trabajo! —respondió el farolero—. Y debo hacerlo aunque esté cansado.
El Principito pensó que el farolero era el más interesante de todos porque cumplía con su trabajo con dedicación.
Finalmente, llegó a un planeta grande y hermoso llamado la Tierra. Allí conoció a un zorro que le enseñó algo muy importante.
—Por favor, juega conmigo —pidió el Principito.
—No puedo —dijo el zorro—. Primero tienes que domesticarme.
—¿Qué significa domesticar? —preguntó el Principito.
—Significa crear lazos —explicó el zorro—. Si me domesticas, yo seré especial para ti y tú serás especial para mí.
El Principito pasó muchos días con el zorro. Jugaron juntos y se hicieron grandes amigos. Antes de despedirse, el zorro le dijo:
—Lo esencial es invisible a los ojos. Solo se ve bien con el corazón.
El Principito pensó en su rosa. Ahora entendía por qué era especial: porque él la había cuidado y querido.
—Mi rosa es única porque yo la quiero —dijo.
Antes de volver a su planeta, el Principito conoció a un aviador que había caído con su avión en el desierto. El aviador escuchó atentamente todas sus historias. El Principito le contó sobre los planetas, las estrellas, el zorro y su rosa.
—Los adultos no entienden lo importante que es cuidar lo que se quiere —dijo el Principito—. Solo piensan en números y cosas grandes.
El aviador y el Principito se hicieron amigos. Pero un día, el Principito dijo:
—Tengo que regresar a mi planeta. Mi rosa me espera.
El aviador se puso triste, pero el Principito le sonrió.
—No estés triste —le dijo—. Cuando mires las estrellas, recordarás que yo estoy en una de ellas y sentirás que nos reímos juntos.
El Principito volvió a su pequeño planeta, donde cuidó de su rosa con más amor que nunca. El aviador, por su parte, nunca olvidó las palabras del pequeño príncipe y cada noche miraba las estrellas con una sonrisa.
Moraleja
*El Principito* nos enseña que las cosas más importantes no se ven con los ojos, sino con el corazón. El amor, la amistad y los pequeños detalles son lo que realmente da sentido a nuestra vida.
Valores aprendidos en la historia de El Principito
- Amor y amistad: La relación entre el Principito y la rosa nos enseña el valor del amor verdadero y el cuidado hacia los demás.
- Responsabilidad: El Principito aprende que somos responsables de aquello que amamos y cuidamos, como su rosa.
- Humildad: La historia nos recuerda que debemos valorar las cosas simples de la vida y no dejarnos llevar por la vanidad o las apariencias.
- Importancia de la infancia: El cuento destaca cómo los niños ven el mundo con inocencia y pureza, algo que los adultos a menudo olvidan.
- Exploración y curiosidad: A través de sus viajes, el Principito descubre enseñanzas y reflexiona sobre la naturaleza humana.
Pregúntale a tu hijo y comprueba si ha entendido el cuento
- ¿Quién es el Principito y de dónde viene?
- ¿Por qué el Principito deja su planeta y qué busca en su viaje?
- ¿Qué representa la rosa en la historia?
- ¿Qué le enseña el zorro al Principito?
- ¿Por qué el Principito dice que lo esencial es invisible a los ojos?
Reflexión final sobre el cuento
La historia de El Principito nos invita a mirar la vida con los ojos del corazón, valorando las cosas simples y esenciales, como el amor, la amistad y la responsabilidad hacia quienes queremos. El cuento también nos recuerda que la curiosidad y la inocencia de la infancia son un regalo que no debemos perder al crecer.
Un poco de historia sobre el cuento
¿Quién escribió "El Principito"?
El cuento fue escrito por Antoine de Saint-Exupéry, un aviador y escritor francés, y publicado en 1943.
¿Qué simboliza la rosa en la historia?
La rosa simboliza el amor y las relaciones especiales que debemos cuidar con dedicación y responsabilidad.
¿Qué le enseña el zorro al Principito?
El zorro le enseña que "lo esencial es invisible a los ojos" y que crear lazos especiales con alguien nos hace responsables de su cuidado.
¿Por qué es tan popular este cuento?
*El Principito* es una obra universal porque combina una historia sencilla con profundas reflexiones sobre la vida, el amor y la humanidad.
¿Existen adaptaciones modernas del cuento?
Sí, *El Principito* ha sido adaptado en películas, series, obras de teatro y libros ilustrados, manteniendo siempre su mensaje emotivo y atemporal.